miércoles, 18 de junio de 2008

El Parásito Informático

No me cabe la menor duda, ante semejante título cualquiera pensaría que voy a describir las características de cierto software maléfico conocido en general como “virus” y las molestias que éste produce. No es que su efecto dañino sea en absoluto ignorable, sin embargo, comparado con los desastres que produce el software que describiré a continuación, los insignificantes virus informáticos quedan exactamente del tamaño que les corresponde en la vida real. En efecto, bien conocida es su enorme apariencia (y registrada y protegida), pero es como un catastrófico mal hereditario, y es que el 94% [nota 1] de las computadoras desktop domésticas y corporativas padecen congénito el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, también conocido en el mundo informático como Microsoft® Windows® y otras herramientas de la conocida marca.

Cualquiera es capaz de reconocer, inclusive quienes defienden a ultranza el paradigma del software propietario, que esta enfermedad neonatal hace que la computadora, así desnudita, tal y como vino al mundo, sea la anfitriona perfecta de cualquier bacilo que pulule por el aire de las redes o bien que se oculte infecto en todo tipo de dispositivo de almacenamiento: donde antes los diskettes de 3½” eran el vector de transmisión favorito, cual chinche de Chagas, hoy son las “llaves mayas” el Aedes Aegypti cebreado que aloja los dengues que seguro contagiarán a las pobres computadoras recién paridas.

Y uno se pregunta, ¿es que acaso es obligatorio sufrir tan macabro destino?, ¡pues no!, pero antes revelar la solución, debe exponerse que usted probablemente pagó una buena suma para que su herramienta de trabajo (y quizá centro de diversión) viniera con tal defecto incorporado. ¿Quién osaría hoy día poseer una computadora sin Windows® y sin Office®?, sería como tener un cuerpo sin corazón y sin manos: pues su corazón ventaneado costó no menos de $120 [nota 2] y sus manos ofimáticas $150 [nota 3], probablemente la tercera parte del precio de su nuevo equipo informático.

Usted puede espetarme en este mismo momento que por ambas cosas (y quien sabe cuantas más) no pagó un solo colón, pues cuando le propusieron tal desembolso, decidió ponerse un parche en el ojo para ignorar la parte de la realidad que no le gustaba y surcar los procelosos mares de la piratería, lo que es totalmente posible aunque arriesgado, pues tras la firma del CAFTA, quién sabe qué leviatanes [nota 4] pudieran emerger hasta hundirle el barco y remitirle a las autoridades portuarias para meterle entre rejas.

Y en este punto está la mayoría de las personas usuarias de las mencionadas herramientas, las estrellas rutilantes de la computación propietaria: aquellas que decidieron pagar por ética, por inconsciencia económica o por el miedo a la represalia, invirtieron una fuerte suma para tener problemas a corto plazo en cualquier caso; por otro lado, quienes decidieron navegar los océanos sacrificando su integridad y coherencia, igualmente se exponen a los despiadados huracanes avivados por el “calentamiento global” del software.

Desde un punto de vista individual es ciertamente dramático, pero yo no quiero centrarme en cada persona, por mucho que me despierte enorme simpatía el problema particular ajeno. Mi interés principal en esta discusión escrita es el efecto tenebroso que tiene este tipo de software a nivel de las instituciones públicas y empresas de cualquier país periférico: aquí es donde la definición de parásito se adapta a la perfección a estos síntomas. Las empresas formales e instituciones del Estado, sometidas al escrutinio permanente, únicamente pueden optar por la legalidad, con el consecuente drenaje de sangre monetaria que engordará abundantemente bolsillos de accionistas en las metrópolis de las correspondientes multinacionales, dejando apenas unos cuantos infames salarios en sus representaciones locales y las respectivas comisiones a los/as abogados/as encargados de fiscalizar que esta tenia intestinal del software siga ingiriendo su parte de presupuesto nacional.

Qué pena que los diferentes gobiernos de turno sigan agachando la cabeza (y poniendo la mano bien abierta, por si cae algo), ¿pero podría esperarse algo diferente de la clase política?, la verdad, no. La tristeza sin embargo se transforma en absoluto terror cuando contemplo como en las Universidades, venerables instituciones que enarbolan misión, visión y cualquier cantidad de principios sobre empatía popular y la defensa del prójimo a través del desarrollo y redistribución del más alto conocimiento, algunas personas propugnan este modelo propietario como el único modo de subsistencia informática y no sólo ignorando la existencia de las alternativas, sino que las ocultan a propósito o mienten al respecto de la calidad y viabilidad de estas otras posibilidades, condicionando con ello horriblemente a los/as futuros profesionales.

Pues que no me perdonen los/as vetustos/as catedráticos/as de la apatía académica, de la falsedad interesada y la más descarada transfusión de prostitución intelectual, que voy a contradecir en este Mayo de 2008 (ya hace 40 del afamado 68) sus lecciones putrefactas: muchas personas (y no precisamente peludos/as hippies) descubrieron finalmente arena de playa y no bajo los adoquines de las calles de París, sino en las costas del océano de Internet. En esta inmensidad virtual se entendieron sin necesidad de pactar y/o pagar un precio por su tiempo, y decidieron que era más interesante, mucho más productivo y en todo caso altamente beneficioso compartir en lugar de esconder, preferiblemente regalar antes que vender, y mil veces más humano colaborar en vez de competir. En ese afán, que otros vaticinaron al principio como “utópico” y que posteriormente descalificaron como “maligno”, produjeron una medicina absolutamente real, y que funciona bien como vacuna preventiva o bien como antibiótico sanador del egoísmo y corrupción tecnológica: me refiero, por supuesto, al software libre [nota 5].




http://en.wikipedia.org/wiki/Usage_share_of_desktop_operating_systems (Datos de Junio 2008)

Las versiones de Windows consideradas en el estudio son 98, 2000, XP y Vista.




Precio de Microsoft Windows Vista Home Basic (versión no Upgrade). Es la versión de Windows más barata a la venta pues los distribuidores, salvo contadas excepciones, no ofrecen Windows XP preinstalado por acuerdos realizados con Microsoft (DELL, HP, etc.).

http://www.windowsmarketplace.com/category.aspx?bcatid=2800




Precio de Microsoft Office 2007 versión Home Student (Word, Excel y PowerPoint). La versión más barata de Office no incluye PowerPoint, que es una herramienta fundamental.

http://office.microsoft.com/en-us/suites/FX101754511033.aspx




Business Software Alliance http://www.bsa.org





Software Libre: http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_libre

Sistema Operativo que recomiendo para desktop: Ubuntu GNU/Linux http://www.ubuntu.com

Sistema Operativo que recomiendo para servidor: Debian GNU/Linux http://www.debian.org

Herramientas de ofimática: OpenOffice.org http://es.openoffice.org

Navegador y cliente de correo: Mozilla Firefox y Thunderbird http://www.mozilla.com

NOTA: este ensayo fue escrito totalmente en una computadora laptop utilizando Debian GNU/Linux 4.0r3 y OpenOffice.org 2.4.

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